De noche
Sobre objetivo del milenio Reducir a la mitad la pobreza y el hambre -Autor: Rafael Flaiman -
No sé si tengo sueño, pero tengo hambre. Mamá fuma en el patio y mira a lo lejos. Debe estar preguntándose por qué papá no vuelve más desde aquella noche en que ella le dijo que si seguía volviendo en ese estado más vale no volviera más.
Ese estado es la borrachera. Papá venía borracho casi todas las noches. O al menos las noches de abril y mayo en que trabajaba en la cosecha de naranjas, antes de que las arrancaran a todas para sembrar soja. Es extraño. Papá trabajaba cada vez menos y se emborrachaba cada vez más.
Mamá fuma. No mucho. Le gusta hacerlo de noche, cuando el día se termina. Cualquiera diría que le gusta hacerlo después de comer. Pero en casa de noche no se come, se duerme. Mamá fuma y toma mates. A veces pienso que si yo fumara y tomara mates también podría dormirme sin comer a la noche en las noches como estas, en las que no duermo y miro por una hendija a mamá mientras fuma.
Mi casa tiene hendijas, sí. La madera se fue rajando con el tiempo y los cartones con que tapamos los agujeros se van rajando también. Peor la pasa Marcia. Ella vive en otra casilla, acá en el barrio. Su papá tampoco vive con ella. Aunque me contó que él no se fue, sino que ellas se escaparon del barrio donde vivían antes porque les pegaba mucho a las dos, a ella y a su mamá. Su mamá es más linda que la mía, me parece. Ellas la pasan peor porque su casa es de cartón y chapas y no de maderas como la mía. Tienen una puerta de ropero en la entrada. Es divertido, imagino que Marcia cruza la puerta como la Alicia del cuento que me leyó la maestra y se va a otro mundo, o a otro barrio, donde los chicos comen de noche. Porque Marcia tampoco come de noche.
A mí me gusta Marcia. Es linda, como la madre. Es un poco más chica que yo, pero es más alta y más inteligente. Ella dice que en otros barrios los chicos comen de noche. Dice que a la mañana toman la leche como nosotros y que al mediodía no comen en la escuela sino en la casa. Que a la tarde toman leche otra vez con el té y comen masitas ricas, de chocolate de verdad, no como las que nos da la Municipalidad. Marcia dice que son de salvado o algo así, no de chocolate. Yo no sé cómo es entonces el chocolate.
A mí me gusta ver fumar a mi mamá de noche, cuando mira a lo lejos, al cielo. Debe pensar en lo que le gustaría ser cuando sea grande. Porque no es tan grande como la abuela, y siempre dice que cuando ella sea grande como la abuela las cosas van a ser distintas. En la escuela siempre preguntan qué nos gustaría ser cuando seamos grandes. Marcia dice que quiere ser maestra y escritora. Ella escribe mucho, escribe todo lo que le pasa. Me regaló un cuaderno hoy. Para que yo también escriba lo que me pasa y después se lo muestre. No sé si se lo voy a mostrar.
Cuando sea grande capaz que yo también sea escritor. Como el viejito del fondo. Él tiene un montón de cuadernos. Los escribe sólo del lado derecho, de la hoja derecha. Dice que a la izquierda hay que dejarla en blanco, que ya vendrá alguien a llenarla. Dice que es un poeta. A Marcia le gusta escucharlo. Yo me aburro un poco, pero, como dice Marcia, debe ser porque no le entiendo mucho. Habla de la guerra y de los políticos, del campo y de la química. Dice que si no fuera por tanta química que le tiran a los campos todos tendrían trabajo en la naranja, el durazno y la batata, y entonces los chicos comeríamos de noche.
Mamá apagó el cigarrillo. Ahora va a venir y va a apagar la luz. Me va a dar un beso en la frente y me va a tapar mejor. Cuando se convenza de que estoy dormido se va a sentar en mi cama y va a llorar, y va a decir entre dientes que mañana será mejor, que tal vez consiga un trabajo y entonces podrá pagar un alquiler en una casa más linda. Ojala sea en un barrio donde los chicos comen de noche.
Después la escucharé en la oscuridad. Se sacará cuidadosamente la ropa y se meterá en la cama para dormirse en seguida. Siempre se duerme en seguida. Le debe gustar soñar.
Es tan lindo soñar, pero yo no sé si tengo sueño. Tengo hambre. Cuando sea grande voy a comer de noche.
Premiado en la Segunda Convocatoria por los 8 objetivos del milenio de la ONU, concurso literario organizado por la Asociación Cultural Letras Comprometidas, con sede en Catalunya. Letras Comprometidas premió 8 relatos, uno por cada objetivo planteado por la ONU; este relato obtuvo el primer puesto en el objetivo “erradicar el hambre y la pobreza extrema”. Los ocho relatos premiados fueron publicados en el libro “Els Relats del Mil – Lenni”, a través de la editorial Icaria. Fue presentado en la Feria del Libro San Pedro Lee con gran aceptación de los presentes. Por eso, La Opinión quiso compartirlo con sus lectores, a modo de homenaje por el Día del Trabajador.