Crónicas de pobres y ricos
Aquí algunas muestras de inmuebles que han sido intrusados, ocupados, usurpados, de acuerdo a quien califique la necesidad, según sea en barrios marginales o en pleno casco histórico.
El 16 de octubre de 2013 y a pocos días de una balacera entre integrantes de distintas familias, vecinos de las 49 viviendas relataron que había algunos sujetos que los intimidaban con armas de fuego a bordo de un automóvil. Con mucho miedo admitieron que un grupo de paraguayos que trabajaban como albañiles compraron sus casas por 25.000 pesos sin “molestar a nadie”.
>El 31 de mayo de 2014, dos mujeres con niños ingresaron a una vivienda ubicada en Salta e Hipólito Yrigoyen. Pasadas las horas fueron disuadidas por la policía.
>En marzo de 2015, una situación insólita se registró cuando la propietaria de una casa ubicada sobre calle 3 de Febrero advirtió que el lugar era alquilado para fiestas.
>En abril de 2016 una casa en Salta al 2900, cuya dueña y heredera dijo que estaba con trabajos de restauración para ser alquilada, fue intrusada.
>El 3 de julio de 2016 una mujer ingresó a una amplia vivienda de calle Obligado 855: “No tengo adónde ir a vivir, fui a Desarrollo Humano, me quieren dar chapas y materiales, pero dónde me hago la casa, golpeé puertas y nadie me dio la solución”, y al referirse al modo en que encontró ese inmueble dijo: “He visto que está sola y no me quedó otra que meterme, tengo cinco nenes, el más grande tiene 10 años y el más chiquito, 3”.
>El 6 de agosto de 2016, un joven de 25 años denunció que le tomaron su vivienda sobre calle 3 de Febrero al 3100 cuando salió durante la noche para cuidar a su madre. El damnificado relató que vivía en el lugar desde los 17 años y que él mismo trabajó en su construcción sin ayuda alguna del Estado. “Me quedé a cuidar a mi mamá” y “hoy me encuentro con que hay gente adentro”.
>La lista es interminable y los ejemplos dispares abundan. Sólo hay algo en común: todos tienen la necesidad de una escritura, algunos se conforman con un boleto de compra venta, otros esperan que el Estado los reconozca como dueños.