¿Cómo utilizamos nuestros espacios verdes?
Hablar de espacios verdes en las grandes ciudades es un tema complejo, extenso y con miles de variables. Considerados y utilizados como ordenadores urbanos, en ellos se desarrollan cuestiones sociales, económicas, territoriales y ambientales, afectadas por decisiones políticas y programas privados en algunos casos.
Pero las situaciones que existen en ciudades como la de San Pedro, son totalmente distintas. El verde es un valor simbólico que trae consigo identidad y pertenencia, siendo una gran articuladora de la vida social, que se presta al encuentro cotidiano, a la integración y al intercambio cultural de la sociedad no sólo en plazas y parques.
Pero… ¿Cuánta importancia le damos a estos espacios?
No estamos en una ciudad contaminada o superpoblada, por lo que las plazas, parques, plazoletas, etc. de esta zona, además de los beneficios ecológicos, económicos y sociales, representan en una escala menor, el ámbito para mejorar las relaciones, afianzar vínculos comunitarios y potenciar la identidad hacia y desde la comunidad.
La ciudad está incluida dentro de un espacio verde y no a la inversa, lo que nos ubica en una posición de privilegio y con un universo de posibilidades de estudio y acción para explotarla y cuidarla en pos de la creación de nuevos espacios, con un gran atractivo y calidad de aire, aprovechando también los que ya están consolidados y que albergan una gran biodiversidad.
Dicho esto, San Pedro si presenta situaciones críticas en forma de vacíos urbanos sin funciones ni usos, dejándolos convertirse en áreas de degradación del entorno y una latente inseguridad. Esta última impacta sobre la sociedad reduciendo el uso de estos lugares y resignándolos al abandono, donde las posibilidades de encuentro colectivo se reducen, creando núcleos de conflictos de todo tipo y vicios en potencia como son el deterioro del mobiliario urbano, veredas, instalaciones, accesos, etc.
Si bien San Pedro no presenta los conflictos existentes en las grandes ciudades, si requiere de políticas públicas que protejan los espacios en cuestión, no sólo desde su mantenimiento, sino también desde la necesidad de la existencia de un plan verde que ordene la ciudad. La pregunta es dónde y cómo actuar para detener esta degradación y establecer una dinámica de reconversión de los espacios verdes públicos.
Existen miles de casos en todo el mundo donde los planes, programas y los proyectos son considerados herramientas fundamentales de gestión y ordenamiento urbano, que facilitan y fortalecen al resto de las decisiones que se aplican en la ciudad, convirtiéndose en un orientador de procesos y de iniciativas productivas.
Hay que tener siempre en cuenta que, al momento de proyectar y diseñar estos ámbitos, los conceptos de integración e inclusión deben estar presentes sobre la mesa, con individuos idóneos en el tema, ya que se están concibiendo espacios donde las cuestiones etarias, culturales y sociales deben interactuar con fluidez y con una amable convivencia.