Asaltó un kiosco armado, descalzo y en bermudas
El kiosco Master fue asaltado el sábado a la tarde por un ladrón que aparentaba ser menor de edad. Empuñaba un revólver color gris, apuntó a la empleada y le dijo que se quedara tranquila, y que “lo atendiera como si fuera un cliente”. Se llevó casi $ 4.000 entre efectivo y mercaderías. Afuera había dos personas que no se percataron de lo que ocurría en el interior del local.
En la tarde del sábado, alrededor de las 17,30 horas, el kiosco ubicado en San Martín 15 a escasos metros de la esquina de calle Mitre, fue asaltado por un joven que se presentó descalzo y vestido con una remera azul, y un pantalón tipo bermudas.
“Llevaba un cuello de polar para cubrirse la cara, era morocho y parecía muy joven, menor de edad”, dijo Soledad, la empleada del local que fue víctima de este sujeto. El chico llegó repentinamente y desde la entrada, la chistó a la joven que estaba detrás del mostrador. “Me di vuelta y estaba apuntándome con un arma desde la puerta”, explicó la damnificada.
En todo momento, el ladrón se mostró sumamente tranquilo. Conciente de su total impunidad, le dijo que no se preocupara porque él no pensaba hacerle mal. “Me dijo: vos hacé de cuenta que soy un cliente más y me estás atendiendo”, relató todavía sorprendida la empleada.
Una vez detrás del mostrador, y siempre con el revólver color gris en la mano, él mismo se ocupó de seleccionar y meter en una bolsa todo lo que le parecía de valor. Se llevó el dinero de la caja, cigarrillos y golosinas diversas, además de dos teléfonos celulares y tarjetas telefónicas. Revisó también la cartera de la kiosquera y sustrajo el efectivo que encontró, aunque no tocó ninguna otra pertenencia personal. Después, se marchó tan tranquilo como había llegado. Lo increíble del suceso, es que mientras ocurría, afuera había dos personas que estaban sentadas junto a un pequeño árbol, pero ambas dijeron no haberse percatado de lo que estaba pasando. La empleada quedó conmocionada y fue socorrida por un vecino que llamó a la policía. “Después de las seis de la tarde estamos seguros porque hay un policía que custodia esta zona y recorre toda la cuadra. Pero era más temprano”, comentó la víctima. Los asaltos a comercios en pleno centro y a cualquier hora siguen a la orden del día. Y no hay estadística que pueda negarlo. Lamentablemente, hay comerciantes que hasta se niegan a asentar las denuncias. En este caso, el robo fue significativo porque entre mercaderías y efectivo, el ladrón se llevó $ 4.000. Una pérdida importante para un comercio de este rubro que no puede trabajar si no es a puertas abiertas y lamentablemente siempre a merced de este tipo de ilícitos.