APOSTILLAS DE LAS PRIMERAS TRANSMISIONES RADIALES DE FÚTBOL
En la primera nota que escribí sobre el inicio de las transmisiones deportivas, hice un resumen general de lo que fue y significó para nuestra localidad, las transmisiones por nuestro circuito cerrado de radio, más si tomamos en cuenta que en esa época la actividad deportiva en San Pedro era amplia y se destacaba por la diversidad de las mismas. No solamente el fútbol movía público. En la mayoría de los clubes también se desarrollaban otras como básquet, desde categorías mini hasta primera y con un nivel muy interesante y competitivo. Lo mismo ocurría con los festivales de Box, que se desarrollaban en muchos clubes, con una respuesta de público que colmaban sus instalaciones.
Hoy precisamente, volviendo a las transmisiones, quiero recordar una que se realizó en el local de Pellegrini al 455 (hoy Nexo), donde se presentó un importante boxeador profesional enfrentando a un púgil rosarino sin antecedentes. Los relatos estuvieron a cargo de Mario Giménez y en los comentarios Ángel Eirin. La pelea se desarrollaba normalmente, pero ocurre que el boxeador rosarino comienza a complicarle la pelea al profesional. Como es habitual el público se vuelca casi en su totalidad en apoyo hacia el rosarino. Tanto la pelea, como la transmisión se desarrollaban normalmente, hasta el momento que el boxeador profesional logra pegar un buen golpe que lo deja medio mal parado a su contrincante. El árbitro era “Nolo” Rocca quien considera que el púgil que recibe el golpe no responde, detiene la pelea y lo da como ganador al boxeador profesional. Lo que sí recuerdo es que a partir de ese momento, los insultos y gritos que salían desde el público, en instantes se transformaron en sillas que volaban por el aire, intentos de subir al ring, etc.
Los que estábamos en la transmisión, debimos trasladar los equipos y resguardarnos debajo del ring, y sin cortar la transmisión Ángel Eirin comenzó a pedir serenidad, explicando que era una actividad deportiva, que debíamos calmarnos, etc….etc…
Hasta ahí el comentario era el correcto. Pero de inmediato Angelito cambia su tranquilidad y continúa con un gran insulto de esos que se pueden imaginar. Había ocurrido que uno del público, que el alcanza a ver, le arroja desde cierta distancia una silla que le pega, lastimando parte de su cara, por lo que entra en una crisis de nervios, que entre 5 ó 6 personas logramos por suerte contenerlo. Dejando de lado todo esto que fue muy feo, y buscando la parte de color, es que la transmisión siguió porque no podíamos ni llegar donde estaban nuestros equipos, lo que dio lugar a que mucha gente que estaba escuchando comenzara a llegar al lugar. Pasado todo llegamos a la radio, y comenzamos a escuchar la grabación, donde se registraba el cambio de actitud de Eirin, totalmente justificable, pero hasta él, pasado ese momento, se divertía escuchando como su comentario en menos de un segundo, de sus arengas de paz pidiendo tranquilidad, habían pasado al insulto más grande y espontáneo que escuché, y que salió con total claridad por la radio.
Esta es una apostilla que tiene dos caras. La primera, como decía Angelito, era una fiesta deportiva y nunca se debió haber llegado a dicha situación. La otra, totalmente vinculada a la radio. Creo que fue la primera vez que en una radio se escuchó un insulto tan grande, y todo lo que continuó detrás. Eran épocas donde decir una simple mala palabra, te podía costar una gran sanción o hasta el cierre de la radio.
Mi recuerdo para Ángel Eirin, “Angelito”, como le decíamos, y seguro que comparten todos los que tuvimos la suerte de ser compañeros y amigo de él.