Alternativas para diferenciar cultura y comercio
La legislación vigente en la ciudad no contempla espacios culturales dedicados a las presentaciones en vivo, con excepción de una ordenanza que rige las salas de teatro independiente. Existen varios modelos para replicar.
Los locales de esparcimiento nocturno son organizaciones privadas con fines de lucro. Comercios, empresas. Su objetivo es la rentabilidad. Por lo tanto, navegan entre los intereses de un público masivo y no siempre contemplan aquellos alternativos. Hay excepciones, claro. Porque, como se dijo, hay gente que va a los recitales, paga su entrada cuando se la cobran y consume bebidas y comidas que le ofrezcan.
Pero hay otros, cuyo objetivo es el impulso cultural. Se trata de emprendimientos comerciales, también, pero donde la rentabilidad está en segundo plano, por debajo del afán de generar espacios de difusión del arte, que es su razón de ser.
Sin embargo, en San Pedro no encajan. Ya pasó con el Almacén Cultural Mate Cosido; luego con Sol Mayor; pronto sucederá con algunos más si esto sigue así, que también son ejemplos de la búsqueda de una habilitación distinta a la de “bar con show” o “boliche bailabe”.
La única legislación cercana al tema es la que impulsaron los teatristas, sancionada en 2012, cuya redacción corrió por parte del entonces concejal Martín Pando, quien supo tener relación muy cercana con el ambiente artístico local.
Con exenciones de tasas y derechos, estos emprendimientos pueden ofrecer espectáculos teatrales y tener “café, bar, buffet, librería, disquería, sala de exposiciones”, porque no sólo de cortar tickets viven los artistas, los emprendedores ni el público.
El paso que sigue es plantear una alternativa para la música en vivo, en todos sus géneros. En Bahía Blanca, por ejemplo, hay una figura de ECI (Espacio Cultural Independiente), que podría oficiar de modelo. Pueden funcionar hasta las 2.30 de la mañana y con permiso previo a la habilitación de hasta un año. Pagan tasas diferenciadas y gozan de un Fondo de Fomento que tiene como prioridad la adecuación de las cuestiones edilicias.
En Rosario, los efectores culturales que no quieren ser meros comercios de comida, bebidas y música funcional presentaron un proyecto que tiene a los concejales del bloque Ciudad Futura -del Movimiento Giros, titulares del reconocido espacio cultural Distrito 7- como impulsores. En otras ciudades existe la figura de “clubes con música en vivo”. Por ahora, en San Pedro, el vacío legal deja otro más grave: el cultural y artístico.