Acorralados por la legislación, los galgueros quieren seguir en competencia
Los reclamos de las asociaciones protectoras de animales lograron que diversos municipios, entre ellos San Pedro, suspendieran las carreras. La Asesoría General de Gobierno recomendó la derogación de la ordenanza local, por lo que quien desee habilitar debe dirigirse a Provincia. Los fanáticos de la actividad se organizan y piden dar explicaciones sobre su “pasión”. Ahora quieren asociarse para explotar canódromos en forma conjunta.
Las carreras de galgos siguen en medio de la polémica, que en términos legales quedó sellada la semana pasada cuando La Opinión reveló la respuesta de la Asesoría General de Gobierno provincial a la consulta que hizo el municipio sobre la legislación vigente, que fue clara: la ordenanza local que regula la autorización de carreras debe ser derogada porque se contrapone a la ley superior.
Así las cosas, la Municipalidad de San Pedro no autorizará ninguna competencia de esas características y el Ejecutivo envió al Concejo Deliberante un proyecto para derogar la ordenanza, por lo que los galgueros locales deberán ir a La Plata a tramitar la habilitación de los dos canódromos que funcionaban en el distrito, uno en Ruta 1001 y Crucero General Belgrano, el otro en Gobernador Castro.
Mientras las organizaciones protectoras celebran los avances logrados para que la actividad deje de proliferar, ya que sostienen que hay “maltrato animal”, los galgueros se preparan para trabajar en conjunto en busca de un marco legal que les permita desarrollar las competencias que según sostienen son sólo “recreativas”.
Qué dice la Asesoría General de Gobierno
El organismo provincial señaló en su dictamen –no vinculante pero de referencia ineludible– que “la autorización para el desarrollo de carreras de perros, como así también para la instalación de canódromos, es materia reservada al legislador provincial, razón por la cual los Municipios carecen de facultades para permitir su realización”.
En ese sentido, es clara respecto de lo que debe hacerse en torno a la ordenanza vigente: “Proceder a su inmediata derogación”, ya que “dicha normativa local no solo contraría normas de jerarquía superior, sino que también avala prácticas contrarias a la Ley, de las que pueden derivarse conductas tipificadas como delitos penales”.
Eso en relación a lo que prevé la ley provincial que regula la actividad, que señala que “serán sancionados con pena de arresto de dos a quince días, las personas que intervengan en la realización de eventos de los mencionados en el artículo primero que se celebren en lugares no autorizados por ley, como organizadores, colaboradores de los mismos y/o propietarios de los animales”.
Galgueros organizados
Los fanáticos de la actividad se sienten “perseguidos” por quienes los señalan por su práctica que ellos califican como “deporte”, “espectáculo”, “hobby”. Por eso buscan organizarse y en las redes sociales hay páginas como la Federación de Galgos de Competición, que realiza asambleas para reunir a los impulsores de las competencias.
“Es muy importante que le mostremos al mundo quiénes somos, cómo pensamos y lo que queremos. Hasta ahora han hablado de nosotros desde distintas páginas desprestigiando a los galgueros y a las actividades que compartimos con nuestros galgos, es hora de mostrarles que están equivocados, somos buena gente, de trabajo, ocupados de nuestras familias y de nuestros animales, no molestamos a nadie y tampoco hacemos daño a nadie como para que de alguna manera puedan justificar tanto odio y desidia en nuestra contra, decir cosas de nosotros que sólo mentes enfermas pueden maquinar”, sostiene el administrador de ese perfil de Facebook.
El plan es formar una asociación para “acceder a la habilitación de canódromos y legalizar competitivamente las carreras de galgos en nuestro país”, aseguran y sostienen que son atacados por un “proteccionismo fundamentalista”.
Ayer hubo reunión con Roberto Borgo y Christian Rial en representación del municipio para informarles oficialmente la resolución de la Asesoría de Gobierno. El tiempo dirá.