A 22 años de la tragedia que le costó la vida a Virginia González
Fue sin dudas el accidente vial más grave que se produjo en el radio urbano de la ciudad. “Viki” González tenía 26 años cuando un irresponsable al volante produjo semejante siniestro acompañaba a su novio que vendía panchos en el centro.
A pesar del tiempo transcurrido el accidente que le costó la vida a Virginia González aun hoy se lo recuerda como la mayor tragedia vial en la historia de la ciudad.
Lo sucedido en la madrugada del 6 de febrero de 1999 fue de tal magnitud que es imposible borrar la terrible escenografía de la tradicional esquina de 25 de Mayo y Balcarce, con autos chocados, hierros retorcidos y tres vidas en juego, ante la atónita mirada de los ocasionales testigos que pasaban esa noche por el lugar.
El vehículo Alfa Romeo que era conducido por Facundo Musante, circulaba por el radio céntrico a alta velocidad hasta que al llegar a esa esquina impactó contra un auto Peugeot 504 que justo transitaba por allí, haciendo que se saliera de la calzada y fuera a dar de lleno contra el puesto de panchos que “Viki” González y su novio Marcelo “el Tanque” Diamante” atendían desde hacía muchos años en el centro de la ciudad.
Tanto la pareja como el cliente Claudio Fasce sufrieron heridas de diversa consideración. Los tres fueron asistidos en el Hospital de nuestra ciudad pero a pesar de todas las maniobras realizadas para salvarle la vida la joven falleció. Su novio se repuso de las lesiones y Fasce peleó por salir adelante durante varios meses hasta que lo logró reponerse de los graves traumatismos sufridos.
“Un año más de ausencia. Extrañándote cada día más. Tratando de entender lo inexplicable, tratando se soportar este dolor insoportable. Soñando con ese abrazo interminable que algún día nos volveremos a dar. Beso al cielo adorada Vicky”, escribió su mamá Marta Hidalgo en las redes sociales.
Para la familia y amigos, Facundo Musante, nunca tuvo la sanción que se merecía a pesar de haber sido hallado responsable de la muerte de la joven; porque como suele suceder en este tipo de siniestros las penas no alcanzan para sanar tanta impotencia y dolor.
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